Hola.
Soy la Darbouka de David. Menuda semana que me han dado. Yo que llevaba metidita en mi funda que se yo, año y medio por lo menos. Total, que llega David me coge y me echa en lo alto de una montaña de maletas camino de no se donde. Cual fue mi sorpresa que al sacarme de mi escondite me encuentro en un sitio lleno de niños ojopláticos con cara de querer golpearme con todas sus fuerzas. Y así fue. Primero un tío que se parecía a Bruce que no lo hacía mal del todo y que sus ganas de aprender podían con cualquier causa perdida (yo si que aprendí de él...gracias). Luego le tocó el turno a uno que venía de Palencia. Que tío, igual le daba percusión, guitarra, clarinete... Lo tocaba todo y en todas las tonalidades. Lo mejor su recital de armónica en fu simol camino del comedor (tú dirás que no, pero yo te digo que sí. Oído ABSOLUTO). Un día me llevaron de excursión (que majos estos profes), me montaron en el bus y allí que fui de mano en mano aporreada por cientos de dedos de todos los colores hasta que nuestra queridísima guía (y con razón) le dijo a mis agresores con la sutileza que le caracterizaba que me dejaran descansar, que estaba echando humo.
No acabó ahí mi aventura. Dormía yo placidamente la mañana del sábado cuando tres descerebrados se abalanzaron sobre mi y me llevaron de habitación en habitación para dar los buenos días a unos niños que me miraban con cara de pocos amigos. Y gritaban no se que de un camarero...
La apoteosis final llegó en la noche del sábado donde igual les daba empalizarme a 3 por 4, que a ritmo de reggada, o al estilo "rompetímpanos". Es que este David no tenía límites el tío. Menos mal que de vez en cuando me acariciaba Souhaib con sus ritmos africanos y me dejaba descansar un poco.
Ya estoy en casa, en mi rincón, metida en mi funda otra vez y solo espero una cosa, que la próxima vez que me saquen de aquí sea para vivir otra experiencia como la de la semana pasada, porque ha sido la mejor semana de mi vida.
PD. Si antes hablo antes me sacan. Una niñita que no levantaba medio metro del suelo y que se parecía a un tal David ha experimentado las finuras de mi parche con una gracia impropia para su edad. Será que el padre tenía ganas de recordar ese sonido darboukés que impregnó la paz y la tranquilidad de Viérnoles.
Un aplauso para esos profes, sois geniales, por lo que hemos podido ver en el blog habéis dado a vuestros alumnos una oportunidad única de aprender cosas que en clase son imposible vivir y sobre todo con esa alegría y esas ganas de pasarlo bien. Y sobre todo muchas gracias por tenernos tan informados, al minuto, de todo lo que hacíais. Muchas gracias.
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