Nunca es tarde...

Hola Nador, hola Quel, hola Villaralbo:

¿Estáis acostaditos? Suponemos que sí. No os preocupéis, que os dejamos un par de entradas sin hacer ruido. Sí, es un poco tarde, pero es que a veces hay que elegir entre hacer las cosas o contarlas, así que primero hemos hecho y ahora contamos.

El día, en conjunto, fenomenal. Buen tiempo, muchas actividades y todos sanos y salvos, que es lo principal. Empezamos con una visita al Mercado de Ganados, de la que habéis sido puntualmente informados por los chicos de Nador. Luego comida en el centro (algo de trabajo de reflexión previo) y a ver Viérnoles, aquí al lado, a dar un paseo.

En medio los profes nos han dado una lata que no veas: venga guitarra, venga darbuka ¿Se escribe así?, venga clarinete, ponte que te toco un Glen Miller, quita que rasgueo la guitarra, espera que te rompo el tímpano con la percusión. Ellos decían que estaban tocando música, pero al respecto hay división de opiniones. Qué cruz, lo que hemos de soportar los niños :-) Amenazan con amenizarnos el viaje de mañana. Temblamos.

Hemos jugado al bolo palma (repasar entrada de ayer con enlace ad hoc) con diversas suertes (desde premio de un pin por tirar más de tres bolos para los mejores hasta no tirar ni uno pero no darse en el pié al menos, para los otros mejores -aquí no hay peores-). Gracias a David y Diego, dos expertos que nos han enseñado.

Viérnoles tiene casas palaciegas y otras más populares, hemos aprendido a distinguirlas, a buscar el escudo en la pared y reflexionar sobre los materiales de construcción. De vuelta hemos parado en un eucalipto... qué os diríamos, no grande, no muy grande, no enorme, no gigantesco... Más. Es un árbol singular (tiene ese título, no es una manera de hablar) y mejor lo buscáis en las fotos, que de lo contrario no nos creéis.

Después para la residencia, duchas, un poco de trabajo con los cuadernillos y a cenar. Este un buen momento, como cualquier otro, para agradecer su paciencia y trabajo a Yolanda, la maestra que nos lo enseña todo. Gracias por entender que nos cuesta estar atentos a todos a la vez, por explicar siempre con una sonrisa y voz agradable cada detalle y por regalarnos tu tranquilidad ¡Ay si se nos pegara a algunos! Hoy además con la ayuda de César, al que también damos las gracias.

Luego por la noche...